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Adolescencia, emociones, relaciones y trastornos de alimentación
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Adolescencia, emociones, relaciones y trastornos de alimentación

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Un trastorno alimenticio es un enfoque en la comida y el peso que ocasiona que una persona se vaya a los extremos cuando se trata de los alimentos y de comer. 


El trastorno alimenticio es una enfermedad causada por la ansiedad y por la necesidad de tener un cuerpo perfecto, relacionada con la alteración de los hábitos alimenticios. La adición por la delgadez. 


Los trastornos alimenticios más comunes son: bulimia, anorexia, ortorexia, perarexia, vigorexia, comer compulsivamente y otros trantornos que, convertidos en hábitos que podrían llevar a la muerte. Los trastornos de la alimentación, también conocidos como psicopatología alimentaria, son alteraciones emocionales que conllevan una preocupación excesiva por el peso y la figura corporal.


Este tipo de trastornos alimenticios además de en los adultos y sobretodo en mujeres , suelen ser muy frecuentes en personas que tienen entre 13 y 17 años, ya que éste es un período de cambios físicos y emocionales, depresiones escolares y de mayor presión por parte de los padres. Otra causa son los estereotipos que manejan en la televisión y revistas donde nos imponen visualmente una imagen de personas con extrema delgadez.

Aunado a los medios de comunicación, los cánones de moda cada vez reducen las tallas de las prendas, lo que origina ansiedad y el deseo de poder usar tallas muy pequeñas y los adolescentes al tratar de imitar a figuras públicas dejan de comer. 


Factores psicológicos que pueden contribuir a los trastornos alimenticios: baja autoestima, sentimientos de insuficiencia o falta de control de la propia vida, depresión, ansiedad, enojo y soledad.

¿Cómo puedo prevenir y resolver? 

Actívate. Realiza alguna actividad física, como caminar, correr, bailar, hacer algún deporte, tomar de 6 a 8 vasos de agua natural al día, comer frutas y verduras (5 raciones diarias de frutas y verduras frescas y de temporada), disfrutar con la familia y los amigos de paseos al aire libre o juegos. Dormir de 7 a 8 horas todas las noches... todo esto te ayudará a tener mejor actividad intelectual. Además solicitar ayuda y recibir apoyo es fundamental.


No es inusual que los adolescentes cambien sus hábitos alimenticios de vez en cuando. Algunos adolescentes experimentan con un estilo alimenticio diferente (por ejemplo, una dieta vegetariana) o inician una dieta para bajar de peso. Ellos ocasionalmente pueden omitir alguna comida. Con frecuencia, estos cambios pasan rápidamente. Observe el comportamiento de su adolescente y los patrones alimenticios atentamente para que pueda ver la diferencia entre dieta ocasional y un trastorno alimenticio.


Existen varios indicios y síntomas diferentes de los trastornos alimenticios. Algunas veces son obvios, pero no siempre. Con frecuencia, una persona se esforzará por ocultar un trastorno alimenticio.

Los médicos no saben exactamente qué provoca los trastornos alimenticios. Una persona que tiene un trastorno alimenticio se puede sentir estresada o molesta sobre algo en su vida. Puede sentir la necesidad de ser perfecta o estar “en control”. Algunas personas pueden reaccionar a la manera en que su cuerpo cambia durante la pubertad. La sociedad y las imágenes de los medios también ponen mucha presión en las personas para ser delgadas.


Si su hijo adolescente tiene un trastorno alimenticio, mientras más pronto haga algo, será mejor, ya que puede evitar los riesgos de salud relacionados con los trastornos alimenticios.

Un adolescente que tiene un trastorno alimenticio necesita ayuda profesional para tratar su cuerpo y mente. Con frecuencia, los adolescentes necesitan asesoramiento para hablar sobre cómo se sienten acerca de su peso y otros asuntos en su vida.


También es muy importante estar seguro de que su hijo adolescente se siente amado y que cuenta con el apoyo de la familia y amigos durante el tratamiento de un trastorno alimenticio. Sentirse seguro y aceptado puede ayudar a crear una base sólida para que el adolescente comience a aprender nuevos hábitos más saludables.


Te has visto comentando u oyendo algo asi como...

“Puede tomarse un paquete entero de galletas sin pestañear”. 

“Se acaba la caja de cereales en dos meriendas”. 

“No puede pasar por la cocina sin abrir la despensa o la nevera en busca de algo para picotear, aunque acabemos de comer”. 

“Come más que su padre”. 

“Se bebe dos litros de refresco de una sentada”.


 Estas frases dan muestra de algunos de los anárquicos y con frecuencia impulsivos hábitos alimentarios que caracterizan a muchos adolescentes. El apetito desmesurado y la ingesta de alimentos de preparación sencilla, consumo fácil y saciedad inmediata es un rasgo muy típico de esta etapa. 


Pero a la vez tambien puedes oir... " Me preocupa que no esté comiendo como lo hacía antes, ¿no?. Puede ser el caso de una hija está en la adolescencia, un período en la vida con cambios vertiginosos, tanto físicos como psicológicos. El cuerpo de niña empieza a mostrar las redondeces de una mujer. La niña que siempre obedecía y estaba pegada a los padres, con el desarrollo del pensamiento abstracto empieza a tomar una actitud crítica cuestionando todo lo que anteriormente era lo cotidiano. Empieza a juzgar por sí misma, algo que desconcierta a los padres, pero que son pasos importantes para su independencia. Es un período de conflicto y confusión tanto para los padres como para los hijos.


Los problemas con la comida, la relación que guardamos con ella, desde dónde comemos, para qué comemos, si comemos cuando tenemos hambre o como escapatoria... no sólo afecta a los adultos ni sólo a las mujeres dispuestas a guardar la línea a costa de lo que sea. También afecta a los adolescentes, los cuales se encuentran en un momento muy vulnerable de cambios, autonomía, comparaciones..., en definitiva, ser aceptados por la sociedad siguiendo los patrones estandarizaos y de su grupo de iguales.


Tu, como madre/padre y responsable de tu hijo, debes estar atento aunque, eso si, evitando que la comida sea motivo añadido de conflicto. Pero si detectas que pudiera estar cambiando sus hábitos y lo ves excesivamente obsesionado por defecto o exceso con la alimentación, busca ayuda para que no se convierta en un hábito el "mal comer".


También observa cuales son los hábitos alimenticios de casa, recuerda que ellos aprenden por imitación y ahora ademas con las prisas, los horarios y el exceso de actividades descuidamos el cocinar nuestros propios alimentos y nos alimentamos de productos carentes de nutrientes, como lo precocinados, los procesados, la comida rápida..., y sacando de la mesa el lugar de comer con clama. Todo ello influye, aunque puede ser reeducable.


El factor que más influye es el cómo nos relacionamos, cuán valiosos nos sentimos, cuán amados nos sentimos y, sobre todo, qué vacíos tenemos que llenar...

Puedes encontrar apoyo con el que poder abordar, en primer lugar, el mundo de las emociones, el autoconcepto, la autoestima, el merecimiento, el gustarnos y aceptarnos tal como somos y en constuir una imagen fortalecida, que no esté basada en las comparaciones.